(Obispado de Vic/Capuchinos · 06/11/21) La basílica de Santa María de la Seu de Manresa se llenó este sábado en la beatificación de Benet de Santa Coloma de Gramenet, Domènec de Sant Pere de Riudebitlles y Josep Oriol de Barcelona, en la que ha sido la primera beatificación que se hace en Manresa y el obispado de Vic. Durante la ceremonia, que ha sido presidida por el cardenal Marcello Semeraro y concelebrada por obispos de Cataluña, se han hecho varias menciones a la voluntad de resaltar el mensaje de los tres mártires capuchinos “por la reconciliación y la paz”.
El momento clave ha sido el descubrimiento del icono de los nuevos beatos mártires, situada en el ábside, mientras el cardenal leía el ritual de la beatificación, y que ha concluido con un aplauso de los 600 asistentes. La imagen, obra del artista Laura Alberich, representa a los tres mártires capuchinos levantando las manos en señal de aceptación y plegaria y contemplan con veneración la Moreneta y su Hijo. Posteriormente se ha hecho la procesión y veneración de las reliquias de los nuevos beatos, la festividad de los cuales se celebrará el 6 de noviembre, como el resto de mártires capuchinos. Con estos tres ya son 30 los mártires capuchinos de Cataluña beatificados.
Los tres frailes capuchinos desarrollaron en Manresa “un ministerio ejemplar y fecundo en la predicación y la guía espiritual”, ha explicado en la homilía el cardenal Marcello Semeraro. “Cuando estalló la guerra civil su convento fue ocupado, devastado e incendiado por los milicianos”, ha explicado el cardenal. A pesar de que buscaron refugio, “fueron buscados y pronto capturados, después fueron sometidos a golpes y humillaciones”. “Los tres fueron ejecutados sin ningún proceso, solo porque eran cristianos, y así aceptaron con alegría ser desnudados de todo, sabiendo que poseían unos bienes mejores y perennes”, ha dicho Semeraro.
El provincial de los capuchinos de Cataluña y Baleares, Fray Eduard Rey, ha confiado que la celebración sea “una contribución a la reconciliación y la paz”. Se ha dirigido a los nuevos beatos con estas palabras: “Yo os imagino a vosotros hoy como actores de reconciliación, rogando por quien, en aquel momento de locura colectiva, fueron vuestros verdugos, y pidiendo a Dios que puedan disfrutar de la paz de su visión gloriosa junto a los que fuisteis sus víctimas. Queremos hacer nuestra vuestra plegaria también, y que esta celebración haya sido una contribución a la reconciliación y la paz”.
“Esta ha sido una celebración histórica, porque ha sido la primera beatificación de nuestra diócesis de Vic en la época moderna”, ha expuesto el obispo de Vic, Romà Casanova, en su intervención final de agradecimiento a la presencia del cardenal en representación del Papa Francisco. De manera improvisada, el obispo se ha dirigido al cardenal con estas palabras: “Dígale al santo Padre que lo esperamos aquí a Manresa para celebrar los 500 años de la presencia de san Ignacio de Loyola, y dígaselo muy fuerte”. Ha acabado pidiendo que el testimonio de los beatos sea “fermento de paz, de amor y reconciliación”. “La verdad no muere nunca y el amor es el único camino que lleva a la vida llena”, ha añadido.
La celebración, presidida por el cardenal Semeraro, ha sido concelebrada por el nuncio apostólico, así como los obispos de Vic, Tarragona, Urgell, Sant Feliu de Llobregat, Gerona y Tortosa, obispos auxiliares de Barcelona, el vicario general de los capuchinos, los abades de Montserrat y Poblet y unos cincuenta capuchinos, entre otros. Entre los asistentes han participado los alcaldes de Manresa y Sant Pere de Riudebitlles, así como el director de Asuntos Religiosos y el comisionado de Diálogo Intercultural del Ayuntamiento de Barcelona.
Foto: Jordi Boixareu.