«Dios ha dispuesto el cuerpo de tal manera que ha dado más honor a los miembros que más lo necesitan, para que en el cuerpo no haya divisiones, sino que todos los miembros tengan la misma solicitud los unos por los otros. Por eso cuando un miembro sufre, todos los demás sufren con él, y cuando un miembro es honrado, todos los demás se alegran con él «(1 Co 12,24-26)
La Pastoral Obrera de Cataluña queremos decir una palabra en torno a esta cuestión que nos interpela después de haber hecho un discernimiento y habiendo dejado pasar un tiempo suficiente después de que este tema ocupara las cabeceras de los principales medios de comunicación. Las diversas entidades y movimientos que formamos la Pastoral Obrera de Cataluña sentimos en carne propia la vergüenza, la pena, la indignación y el dolor por el escándalo de los abusos sexuales a menores y otras personas vulnerables por parte de sacerdotes, religiosos, obispos y seglares que trabajan en instituciones eclesiales, así como los que se producen en otros ámbitos. Son unos hechos que afectan no sólo a víctimas y agresores sino a todo el Pueblo de Dios; este concepto lleno de sentido, que emanaba del Concilio Vaticano II, y que, más de cincuenta años después, no hemos sabido encarnar y darle forma. Quisiéramos vivir y transmitir un estilo de ser y hacer Iglesia más horizontal y fraternal, ya que la excesiva jerarquización de cualquier institución humana puede conllevar una concentración de poder que puede conducir a situaciones de sufrimiento.
Por eso nos rebela el abuso de poder que se ha puesto de manifiesto en violentar el cuerpo y la conciencia de los menores y otras personas vulnerables, en socavar la confianza de sus familias, y el mal y las secuelas que se han causado en tantas vidas truncadas y que se han visto determinadas por unos hechos infames. Nos repugna también, además de la comisión de los hechos, como se ha abordado por parte de la Iglesia, siempre que se ha reaccionado corporativamente y repartiendo culpas, protegiendo y dando cobertura a los agresores, poniendo en riesgo nuevas víctimas (con los traslados vergonzantes) y cuando se ha negado la acogida a las víctimas.
Valoramos la valentía de los Papas Benedicto XVI y Francisco en abordar esta cuestión, en particular con la última cumbre antipederastia que se ha hecho en el Vaticano del 21 al 24 de febrero pasados, y sus primeros frutos, con las medidas que el Papa Francisco ha impulsado contra el encubrimiento de los hechos. También ponemos en valor el comunicado de los Obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense del 12 de febrero. Es y será necesario hacer todo lo posible para reparar el daño provocado afrontando estos hechos con absoluta transparencia y hacer lo posible para que estas situaciones no se repitan nunca más. Sin embargo, además, necesitamos una disposición auténtica a la conversión evangélica para erradicar este crimen, para que este tipo de comportamientos delictivos no vuelvan a suceder en el seno de la Iglesia.
Por todo ello, los movimientos de Pastoral Obrera consideramos que la Iglesia tendríamos que:
En cuanto al pasado y los hechos cometidos,
- Priorizar la acogida amorosa a las víctimas por parte de todo el Pueblo de Dios, pedir un perdón sincero y ayudar a curar.
- Reparar material y moralmente a las víctimas, con criterios transparentes y que puedan generalizarse al conjunto de la Iglesia.
- Considerar y explorar la posibilidad de realizar entrevistas de reconciliación entre las víctimas/supervivientes y los agresores.
- Depurar la historia, analizar e investigar los casos que se hayan producido en comisiones y auditorías independientes, aunque hayan podido prescribir, y tratarlos de igual manera que los del presente.
- Ofrecer espacios de confianza y acompañamiento para que las víctimas que no hayan denunciado ni hecho público su caso, puedan iniciar un proceso de curación.
- Sancionar los encubridores que, con su desidia, han contribuido a agravar el problema.
- Colaborar activamente e informar a la Fiscalía ante cualquier caso fundamentado y responder ante la justicia civil y canónica cuando haya delito.
Con respecto al presente y al futuro más inmediato,
- Identificar cuáles son los factores de riesgo que hacen que se produzcan los abusos y prevenirlos.
- Revisar profundamente la visión deformada que una parte del clero tiene de la sexualidad y de la mujer y la formación al respecto que se imparte en seminarios y noviciados.
- No obviar la incidencia que podría tener el celibato, vivido de manera inadecuada, en algunos casos de abusos.
- Denunciar la hipersexualización de nuestra sociedad y el uso perverso que se hace y promover y valorar la sexualidad vinculada al amor entre dos seres humanos.
- Predicar con el ejemplo y convertir la Iglesia en un espacio seguro para los menores y otras personas vulnerables, a fin de que otras instancias donde también (y mayoritariamente) se producen abusos -familia, escuela, deporte y ocio…-puedan reflejarse.
- Contribuir al debate público serio respecto a esta cuestión y trabajar juntos y coordinadamente con otras entidades que también luchan contra el abuso de poder y sexual en otros ámbitos (laboral, familiar, vecinal…).Subrayamos la oportunidad que esta situación penosa de abajamiento pueda servir para hacer emerger una Iglesia más auténticamente evangélica, autobuidada del poder que el clericalismo otorga la dignidad eclesiástica y, también, orientada a servir de acuerdo con el estilo y el mensaje de Jesucristo.
Por último, consideramos que este es un momento propicio para hacer examen de conciencia, todos y todas, de nuestra relación con el poder y su ejercicio con el fin de identificar cualquier situación de abuso que podamos o hayamos podido ejercer con el compromiso de evitarla en un futuro, imitando el modelo de Cristo. Igualmente, también es una oportunidad para que, como laicado, avancemos y hagamos más nuestra la Iglesia, sintiéndonos implicados por los problemas que ha de afrontar y participando en su solución. Por ello, queremos agradecer todos los esfuerzos que ya se están realizando en la Iglesia para erradicar esta lacra y ofrecemos nuestra colaboración.
Barcelona, 15 de junio del 2019
MOVIMIENTOS Y COLECTIVOS OBREROS CRISTIANOS DE CATALUÑA Y BALEARES: ACO, HOAC, JOC Y MIJAC, CURAS OBREROS, RELIGIOSAS / OS EN BARRIOS OBREROS Y POPULARES Y DELEGACIONES DE PASTORAL OBRERA DE LAS DIÓCESIS DE CATALUÑA