(María Jesús Torrente · Pureza de María · 13/10/21) El curso 2020-21 fue un curso anómalo… ¿Por qué nos tendríamos que engañar? Todas las escuelas se esforzaron para mantener unas medidas que venían dadas por el Departament d’Ensenyamen y por Salut Pública. Los directores, el profesorado y el personal de los colegios y universidades se desvivieron para crear un ambiente saludable para los alumnos y para ellos mismos. La pastoral de los centros quedó tan reducida, a causa de los grupos burbuja, que la sensación de no estar cumpliendo con una de las misiones propias de la institución era palpable.
Llegaron las vacaciones, cerraron las escuelas y empezamos una oleada que duró todo el verano… ¡demasiada frustración después de un curso tan ligado de manos!
Ahora, empezado el curso 2021-22, contamos con mucha experiencia. Sabemos lo que funcionó el año académico anterior y lo que hay que mejorar. Es hora de empezar con una «normalidad» que nos ayude a educar nuestros alumnos siguiendo los proyectos educativos propios de las instituciones sin menguar aquello que consideramos tan importante: VIVIR LA EXPERIENCIA DE JESÚS RESUCITADO EN COMUNIDAD CON NUESTROS JÓVENES.