El presunto milagro de la beata Carmen del Niño Jesús González cuenta la historia de una niña que en vida fetal sufrió riesgo mortal y hoy se encuentra perfectamente
Este 15 de enero ha tenido lugar el acto de apertura del proceso diocesano sobre un presunto milagro atribuido a la intercesión de la beata Madre Carmen del Niño Jesús González Ramos, fundadora de las Hermanas de los Sagrados Corazones bajo la presidencia del cardenal arzobispo de Barcelona Joan José Omella.
Fue en 1899 cuando un grupo de devotos a la Madre Carmen comenzó a recoger testimonios sobre su vida, con el propósito de ejemplificar sus virtudes, su fama y los milagros obtenidos por intercesión suya. En 2006, con todos los datos obtenidos y analizados, el papa Benedicto XVI firmó y promulgó el decreto de Beatificación de la Madre Carmen del Niño Jesús. Ahora, cien años después desde el inicio, se ha hecho este nuevo paso en el Palacio del Arzobispado de Barcelona, con la presencia de sesenta religiosas de la Congregación de los Sagrados Corazones, un grupo de Capuchinos y los familiares de la Madre Carmen.
El presunto milagro de Laura
El acto se inició en la sala noble de los Palau entonando el canto del Veni Creator, invocando al Espíritu Santo. El cardenal presidía acompañado de los miembros del Tribunal diocesano; la superiora general de la Congregación, Inmaculada Ríos Dominguez, y la postuladora de la causa de canonización de la Madre Carmen, María de los Ángeles Maeso Escudero. Entre el grupo de los familiares, destacaba la presencia de dos niñas gemelas, una de las cuales, Laura, recibió la curación presuntamente milagrosa.
Según explicó la postuladora de la causa, María de los Ángeles Maeso Escudero, Laura en la vida fetal sufrió problemas que suponían un riesgo mortal. A pesar de las recomendaciones de los médicos, los padres siguieron adelante con la vida de su hija. Tanto la niña como su hermana gemela nacieron antes de tiempo. Pero la niña, contra todo pronóstico, había superado una profunda alteración cerebral diagnosticada en su etapa fetal. “Hoy se encuentra perfectamente y sin la más mínima secuela”. Desde su nacimiento, se ha continuado la oración a Dios a través de la intercesión de la Madre Carmen del Niño Jesús, una reliquia de la que le ha acompañado desde la cuna “, dijo la postuladora.
Objetivos de la Congregación
Tras la intervención de la postuladora que anunció también los testigos que declararán durante el proceso, la superiora general de la congregación, presentó la vida de la Madre Carmen y sus fundaciones en Cataluña iniciadas en 1887, tres años después de la primera fundación en Antequera (Andalucía). La superiora aseguró que “la educación de los niños y de los jóvenes y la asistencia de los enfermos, ancianos y necesidades son los objetivos de la congregación” y la necesidad de “no apagar el Espíritu, sello de San Francisco de Asís, con lo que ha impregnado toda su obra”.
“Nuestra meta es la santidad!”
El cardenal Omella cerró el acto mostrando la figura de Madre Carmen más cercana, explicando cómo, un día de Navidad, cuando las Hermanas de los Sagrados Corazones sentaban a comer teniendo sólo pan, queso y una peseta, llegó una niña pidiendo caridad por ella y su madre. “La Madre Carmen del Niño Jesús darle todo lo que tenían, diciéndoles a las hermanas de la congregación: “Nunca desconfíe de la caridad, y ponga todo”. Ese mismo día – continuaba explicando el arzobispo- las hermanas recibieron un donativo de alimentos para celebrar el nacimiento de Jesús”. Con esta historia el cardenal arzobispo quiso recalcar una de las enseñanzas de la beata, que “sin cursar nada, se convirtió en una gran teóloga”.
“Los milagros sorprenden!”, afirmó Omella, quien destacó que “es en los Santos donde se manifiesta el Espíritu”, como Madre Carmen, que “dejándose llevar por este espíritu, ha puesto a las hermanas ya todos en el camino del Señor, dando su carisma como ejemplo y referente de Dios”. “Esto es lo que nos enseñó esta malagueña – explicaba Omella- que se dejó modelar por el Señor. Después ella nos enseñó a caminar con sencillez y humildad”.
“Los santos son un ejemplo de por dónde tenemos que avanzar ¡Nuestra meta es la santidad!, concluyó el Cardenal.