El próximo miércoles, 20 de marzo, tendrá lugar en el seminario conciliar de Barcelona la 80 asamblea general de la URC. Un punto muy significativo del orden del día es el relevo en la presidencia de la URC. El P. Màxim Muñoz, claretiano, acaba su mandato y ya no puede ser reelegido según los estatutos. Ha tenido una trayectoria encomiable como miembro de la junta directiva primero al haber sido elegido vocal el 7 de abril de 2006. Un año después fue escogido como vicepresidente para un cuatrienio, siendo presidenta la hermana Cristina Martínez, teresiana. El 16 de marzo de 2011 la relevó dedicando dos cuatrienios a la URC como presidente de la Unión de Religiosos de Cataluña.
Trece años de liderazgo y animación de la vida religiosa en nuestra casa. Su talante cercano, sencillo y dialogante; su preparación profesional en el campo de la teología; su apertura a las nuevas tecnologías; su compromiso eclesial y su sentido de país; su clarividencia en la formulación de los objetivos; su capacidad de crear equipo y de trabajar conjuntamente; su impulso de una espiritualidad profunda en la vida consagrada; sus reflexiones siempre atinadas al inicio de cada asamblea general; su compromiso intercongregacional… han sido un regalo para todo el mundo. No hay ni que decir que la finalización de su mandato genera un sentimiento totalmente justificado de gratitud, extensible a la congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, familiarmente claretianos, por haber facilitado una dedicación muy grande a la URC en beneficio de las congregaciones femeninas y masculinas en nuestra casa. Ha mantenido una especial vinculación con CONFER, de forma que dos personas muy destacadas, como su vicepresidente, el P. Jesús Antonio Díaz, dominico, y la Hna. Mª Victoria González de Castejón, coordinadora de regionales y diocesanas, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús, estarán presentes en la asamblea como signo de afecto y reconocimiento.
La URC, que el próximo año cumplirá 40 años de su fundación, presenta una dinámica de carrera de relevos. No es una prueba individual, sino de equipo. Las personas que participan lo hacen por un tiempo concreto y determinado, más o menos largo. Cuando acaban pasan el testigo a quien lo recoge. No es sólo una tarea individual de la presidencia sino de toda la junta, que también experimenta sus relevos, como sucede también en la próxima asamblea con la hermana Consol Muñoz, superiora general de las Franciscanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, que también acaba su mandato.
Se habla a menudo de intercongregacionalidad. La participación activa en las asambleas generales, el compromiso al servicio a través de las juntas y otras muchas formas de presencia evidencian que la vida religiosa en Cataluña se transforma en un compromiso compartido. La próxima asamblea general será una prueba más.
Lluís Serra Llansana