(Església de Barcelona · 03.02.22) Un año más, el 2 de febrero, las candelas iluminaron la Catedral de Barcelona con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Las diferentes congregaciones de religiosos y religiosas de la archidiócesis de Barcelona asistieron para celebrar este día con el obispo auxiliar de Barcelona, Mons. Javier Vilanova, que por primera vez presidió la celebración. También asistió Joan Josep Moré, salesiano y director del Secretariado para la Vida Consagrada y Fray Eduard Rey, capuchino y presidente de la Unión de Religiosos y Religiosas de Cataluña.
Redescubrir la luz para andar juntos
Con las tradicionales velas encendidas se dio paso al inicio de la celebración. Cadela tras candela, deslumbraban al templo como signo de esta celebración. Una luz a la que hizo referencia el presidente de la Unión de Religiosos de Cataluña, fray Eduard Rey al inicio, citando un verso de San Juan de la Cruz: «»Sin otra luz ni guía, sino la que en el corazón ardía…»». Se refería así a todo aquél que quiere dirigirse hacia Dios. «Se refleja con fuerza en su interior… y debe ponerse en camino siguiéndola, con humildad, pero con gran confianza, dándole más crédito que a la luz del mediodía», dijo.
El capuchino se refirió a la situación «angustiosa y depresiva» de este tiempo de pandemia. Por eso, invitó «no perder la conexión con esa luz que «en el corazón ardía, y que no es sólo para nosotros»», sino para todos. En este sentido, hizo un llamamiento a las comunidades a hacerse suyo el «Caminemos juntos», que dice el lema de la XXVI Jornada Mundial de la Vida Consagrada. «Es una luz que se manifiesta humildemente, pero el anciano Simeón nos dirá que es luz de las naciones, haciéndonos descubrir que es la única que lo abarca todo». Por último, espoleó que la celebración «ayude a redescubrir esta luz en el centro de nuestras vidas como consagrados, y acompañar con ella a nuestro mundo que procura emprender de nuevo el camino».
Las tres miradas: fe, esperanza y amor
En el momento de la homilía, antes de renovar los votos como consagrados, el obispo auxlilair Mons. Javier Vilanova mostró su gratitud por «la consagración de los religiosos y religiosas, por esta vida tan apasionante de vivir en Cristo». Invitó a acturar como profetas viviendo con «proximidad, compasión y ternura» y ser «portadores de la luz de Dios» con la mirada.
Invitó a tener tres miradas. Por un lado, la mirada de María, «una mirada de fe» de confiar en Dios. «Nosotros somos portadores de esa luz, como María, y no podemos esconderla. Miremos a Cristo, con fe para presentarle a Él como luz por el mundo». En segundo lugar, mencionó la mirada de esperanza, que iluminó a Simeón al descubrir al Hijo de Dios. «Así, nos hace partícipes porque nosotros también somos portadores de esperanza».
Por último, se refirió a la mirada de los consagrados y consagradas, «una mirada de amor que lo ha dejado todo por Cristo». Haciendo mención al lema ya la sinodalidad que pide el Papa Francisco, invitó a caminar juntos. «En este mirar a Cristo se nos pide vivir unidos con el Espíritu Santo, para construir el gran proyecto de comunión donde vive la iglesia y la trinidad».