CatalunyaCristiana
14 octubre 2017
Carme Munté
«Perdono a todos quienes me quieren mal, y les doy un abrazo de amistad; no guardo rencor a nadie, ni a quienes me han tirado en casa como un perro; también a Vos os lo hicieron.» Estas son las últimas palabras del P. Jaume Payàs Fargas, fusilado el 25 de julio del 1936 en Sellent (Bages). Rechazó renegar de su condición de religioso a cambio de ser liberado. Sólo tenía 28 años.
El P. Jaume Payàs forma parte de la causa de 109 mártires claretianos que serán beatificados el cercano 21 de octubre en la basílica de la Sagrada Familia. Una causa que destaca por el gran número de mártires (109) pero también por su heterogeneidad tanto de procedencia como de condición religiosa, puesto que incluye sacerdotes (49), hermanos (31) y estudiantes profesos claretianos (29). Tenían una media de edad de 39 años.
«Los 109 mártires claretianos que serán beatificados nos han dejado la muestra de su fidelidad y firmeza en la fe cristiana hasta dar la vida», ha manifestado Ricard Costa-Jussà, provincial de los claretianos de Catalunya. «Fidelidad que es un testigo: testigo de fe, de amor y de fidelidad a la vocación, de perdón hacia los verdugos, de amor a la congregación y en la Iglesia, testigo de esperanza y vida en Cristo, muerto y resucitado.»
En una carta circular que ha enviado a las comunidades claretianas con motivo de la beatificación, el superior general de los claretianos, el P. Mathew Vattamattam, ha explicado el significado del lema de las beatificaciones, «Misioneros hasta el fin». Esta expresión, ha escrito Vattamattam, «evoca una vida misionera llevada hasta las últimas consecuencias: dar la vida por Cristo». En cuanto al martirio, el superior general ha recordado que «ellos vivieron en una sociedad marcada por fuertes enfrentamientos entre facciones, pero no eran militantes de ningún bando político sino personas que se consagraron a Dios y que, llegado el momento, no dudaron a confesar su fe, todo y a expensas de su vida. Ellos podrían haber rehuido el martirio si se hubieran dejado vencer por sus miedos o hubieran hecho concesiones a las peticiones de sus verdugos. Sin embargo, optaron para dar una respuesta de fe confiando en Dios. En tiempos líquidos como los nuestros, estas actitudes sólidas nos desarman y nos estimulan».
Los 109 mártires formaban parte de varias comunidades claretianas: Cervera, Mas Claret y Solsona (60), Barcelona (8), Sabadell (8), Lleida (11), Vic y Sellent (15). Fuera de Cataluña, la causa incluye los mártires de las comunidades de Castro Urdiales en Santander (3) y de Valencia (4). Cómo que una vez beatificados, tienen que estar en un lugar de culto, el criterio de la congregación es reunirlos a la misma cripta donde están los restos de san Antoni Maria Claret, en Vic.
«Más allá de las circunstancias políticas tan convulsas y complejas del momento, lo que queremos subrayar es el testigo de fe y de perdón de este grupo tan numeroso de hermanos nuestros», ha expresado Costa-Jussà, «esto nos estimula en el coraje de nuestro seguimiento de Cristo y nos empuja a ser como los mártires instrumentos de perdón y de reconciliación en todo el mundo. Hay que poner todos los medios porque nunca más los conflictos y las diferencias se resuelvan violentamente, sino con el diálogo y el respeto».
Más de 270 claretians asesinados
La congregación fundada por santo Antoni Maria Claret fue muy maltratada durante la guerra civil española, hasta el punto que más de 270 claretianos fueron asesinados. Casi no hubo un solo día, durante los cinco primeros meses del conflicto, en que no se sacrificara alguno de los hermanos de la congregación.
«Supuso una buena decapitación del contingente humano de los claretianos», ha reconocido el actual provincial de Catalunya. A la vez, desde la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, el P. Costa-Jussà reconoce que aquellos hechos trágicos se viven con ambivalencia: dolor y tristeza por un lado, y de la otra, agradecimiento por el testigo de fidelidad hasta el fin de tantos hermanos claretianos.
Los 109 mártires que serán beatificados el 21 de octubre en la Sagrada Familia se suman a los 51 que ya lo fueron en Roma por Juan Pablo II y que formaban parte de la comunidad de Barbastro (Huesca). Así mismo, en la gran beatificación de 522 mártires celebrada en Tarragona el 13 de octubre del 2013, también había 23 claretianos.
Tal como ha querido dejar constancia el superior general de la congregación, una beatificación en sentido cristiano significa atestiguar que una persona ha sido asesinada por confesar Jesucristo, por odium fidei, según la expresión que usa la Iglesia. «No se trata sólo de ser fieles a unos ideales humanos, por nobles que parezcan, sino, sobre todo, de confesar Jesucristo. Y, además, hace falta que el mártir muera sin odio, perdonando sus verdugos. Los mal llamados mártires jihadistas de nuestros días, por ejemplo, también mueren por sus ideales, pero no lo hacen por amor y perdonando, sino todo al contrario.»
El P. Josep Reixach fue asesinado por disparos el 26 de julio del 1936 en Sabadell. En la iglesia de la comunidad le hicieron presenciar como se profanaban y quemaban los objetos sagrados. Tenía 71 años. Y a pesar de todo el que vivió, sus últimas palabras fueron de perdón: «Si sois vosotros quienes me habéis disparado, os perdono de todo corazón. Quiero morir como Jesús que también perdonó quienes lo acababan de sacrificar.»