(Obispado de Girona · 06/06/23) «El P. Eusebi Colomer fue un hombre de diálogo permanente tanto con la historia como con las otras confesiones», con estos términos el filósofo Josep Maria Terricabras, resumía la figura, la personalidad y la obra de este jesuita gerundense de quien este año se conmemora el centenario de su nacimiento y al que se le ha dedicado la lección de clausura del curso académico en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Girona (ISCRG).
El programa se inició con la celebración de la Palabra en la iglesia de Sant Martí del Seminario oficiada por el director del Instituto Mn. Josep Casellas, asistido por el diácono, Mn. Joan Puig. Agradeció el trabajo de los profesores y de todo el personal que posibilitan los servicios y actividades del Instituto.
La lección de clausura del curso, encomendada este año al profesor emérito de la Universidad de Girona, Josep Maria Terricabras, se centró en la figura, la obra y las enseñanzas del padre jesuita, Eusebi Colomer, en el año del centenario de su nacimiento.
La lección magistral tuvo dos partes. En la primera, el doctor Terricabras, señaló las vinculaciones gerundenses de P. Colomer, más allá de las estrictamente familiares. Dio a conocer los actos y publicaciones que la Universidad de Girona le ha dedicado, sin olvidar detalles entrañables como los datos del expediente de bachillerato en el instituto de la calle de la Força.
Ya como miembro de la Compañía de Jesús y siguiendo los consejos del profesor Tomàs Carreras Artau, el P. Colomer se formó en varias universidades alemanas, pese a ser un reconocido anglófilo, en el extremo que defendería su tesis doctoral en el idioma germánico.
La trayectoria profesoral se prolongaría en las universidades catalanas de los mismos jesuitas y en la Ramon Llull. Precisamente, Llull sería un referente permanente en los trabajos del P. Colomer, que tampoco olvidó la filosofía moderna y contemporánea, como la figura del también jesuita. P. Theilard de Chardin.
El eje de la personalidad y la docencia del filósofo gerundense fue su capacidad de diálogo, con la historia y con las demás confesiones. «El P. Colomer no pretendía convencer, pero siempre ofrecía una interpretación eficaz de sus propias convicciones y un absoluto respeto a las de los demás».
Cerró el acto con unas palabras de agradecimiento al profesor Terricabras y al claustro y alumnos del Instituto, Mn. Joaquín Giol, delegado con funciones de provicario general.