(URC Redacción) La carmelita vedruna explica el proyecto del centro educativo y los frutos que obtiene de su servicio con los demás
Imma Bonada, es carmelita vedruna y trabaja en la Escuela Cintra, que acoge a jóvenes en peligro de exclusión social. Allí vive el día a día con los miembros del profesorado y comparte las vivencias de los alumnos. Desde su posición, se muestra orgullosa y feliz de poder ayudar y acompañar estos jóvenes que, a pesar de las dificultades que los rodean, encuentran confort en esta escuela donde tienen la oportunidad de crecer y formarse.
Colaboración como soporte
La Escuela Cintra es el claro ejemplo de la colaboración intercongregacional y de los frutos que puede dar. De hecho su origen surge de una iniciativa que tuvieron varias congregaciones «motivada por el descubrimiento de unas carencias educativas en los barrios de Ciutat Vella de Barcelona». A partir de ahí, se creó este centro específico en la Educación Secundaria Obligatoria destinado a jóvenes en situaciones de exclusión. Imma explica que el aspecto intercongregacional es clave como soporte para sentirse motivado en este proyecto común que sigue la Palabra de Dios atendiendo los más vulnerables.
Los frutos de servir al otro
Imma Bonada destaca como «en situaciones de crisis como la actual hay familias que aún salen más perjudicadas y palpamos con impotencia cómo se va abriendo cada vez más la brecha de la vulnerabilidad». Por ello asegura que «es en momentos como este que nos resulta fundamental renovar el sentido y mantenernos en la esperanza de que nuestra labor diaria dará fruto».
La carmelita vedruna destaca como mensaje de vida y esperanza, la reciprocidad que tiene sirviendo en el centro a pesar del contexto. Tal como explica, a veces, «viendo la realidad que nos rodea, tanto en la vida religiosa como en la sociedad, podemos caer en un desencanto o perder la ilusión». Sin embargo, nada es superior a los frutos que obtiene de su dedicación a Cintra. «Estar en este proyecto educativo, pensado para jóvenes y adolescentes con un alto riesgo de exclusión social me da todo el sentido».
Trabajo de equipo, ejemplo de fraternidad
El proyecto incluye a los alumnos y a todo un equipo de profesores, religiosos y religiosas y trabajadores sociales que se unen en este proyecto que a la larga va creando historias y vivencias como una familia. En el día a día, va entrelazando los vínculos y se convierte en un ejemplo de fraternidad. Tal como expone Imma, «conocer y acompañar estas historias de vida tan complicadas y compartirlas con todo el equipo educativo me hace descubrir las semillas del reino».
Así mismo, añade que, «al igual que una» Cintra «en términos de arquitectura es un armazón que sostiene un arco hasta que se pone la piedra central, el equipo educativo de Cintra quiere ser esta armadura que ayude a consolidar la arco interior de cada alumno, porque no se trata de construir nada nuevo sino de recuperar lo que ya habita en el interior de cada adolescente; esta es nuestra tarea esperanzada «.